divendres, 23 de desembre del 2011

No es la mejor solución.



Ella se despierta un día, y no tiene ganas de nada, no te das cuenta? Ella está muerta para ti, está muerta para todos. Ya no siente nada, no siente ni la gente que pasa alrededor cuando va caminando por la calle. Oh, está todo tan muerto...

Ella se va a la ducha, llena la bañera de agua hasta el tope y se mete desnuda, ya no puede llorar, sus lágrimas ya no resbalan por la cara igual que hace su sangre mientras resbala por sus brazos, el dolor ya no es un problema para ella porque ni tan siquiera lo siente, su apocalipsis interior se va desvaneciendo poco a poco, y se apaga, se vuelve oscuro, gris casi negro...

Ella camina con sus propias sombras, ni siquiera se importa ella misma, su alma está tan quebrada en tantos pedazos que no hay suficiente amor para recomponerla... Y ella parece torpe, parece enfermiza, su piel tiene un aspecto amarillento y frágil, como su corazón, poco falta para que deje de latir, o eso ella piensa.

E inconscientemente, un día, el peor día de todos, aunque todos suelen ser iguales, se va otra vez a la ducha, pero esta vez es diferente, ella no actúa, actúa el dolor, como cada día llena la bañera de agua caliente, pero esta vez se mete con ropa, quizás es que no le gustaría que la encontrasen en ese estado desnuda, esta vez los cortes son profundos y por dentro de la muñeca, ya sabéis a lo que me refiero... A él le regala lo que ella piensa que será el regalo más bonito de todos... un suicidio por amor.

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